Soy filósofa de mi propia existencia, es decir, poetisa
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Trabajos de mierda: un comentario sobre el ensayo de David Graeber

Trabajos de mierda, un ensayo de David Graeber que desenmasca y desmonta el sistema que sustenta la cultura laboral del capitalismo, la que yo llamo la cultura de la rueda de hámster.

Han creado una estructura casi perfecta en la que nos manipulan e inyectan una nueva moral, en la cual nos convertimos en nuestros propios verdugos al juzgar al otro si no trabaja.

El trabajo ha pasado a tener un valor en sí mismo, independientemente de si añade algo positivo a la sociedad o no. Así lo han tergiversado y nos lo han hecho tragar.

Trabajar significa, desde hace algún tiempo, tener un puesto en una compañía reconocida (y más si el empleador es el propio Estado), aunque te pases 8 o más horas fingiendo (en muchos casos creyendo) que haces algo útil para el mundo. En realidad, solo te utilizan para perpetuar una empresa (pública o privada), cuyo objetivo es sacar beneficio para sus lobbys (empresarios, reyes, políticos…) a costa de tu tiempo, energía y salud. Te lavan el cerebro para que pienses que te realizas por regalar tu tiempo, energía y salud a una empresa, pero no eres más que otra pieza de un mecanismo enorme artificialmente creado, una inmensa rueda de hámster, que nos mantiene distraídos consumiendo para evitar sublevaciones y enriquecer a unos pocos.

Aquellos que aportan de verdad un valor al alma, como los artistas, como hacen con tantísimo gusto su arte y sienten que no trabajan, sino que llevan a cabo un acto elevado que les llena de felicidad, se considera que tienen que hacerlo gratis. Hasta ese punto nos han adulterado el pensamiento. Trabajo, nos han metido en la cabeza, implica un esfuerzo por el esfuerzo, privación, martirio. Te tienes que joder y aguantar y poner tu mejor cara para sobrevivir el día a día sin quejarte, porque “es lo que hay y tienes que pagar la hipoteca y las facturas”. Para ello, mejor alíviate tras la jornada laboral con unas cervezas de la marca de moda, un poco de Diazepam y chútate dos temporadas de la serie de moda en Netflix. La industria del espectáculo, del alcohol y las farmacéuticas se encargan de consolarte y hacerte aguantar. Mañana toca joderte más, mejor ni lo pienses.

Mientras tanto, otros que realizan labores que tienen realmente una utilidad social, como mantener limpios edificios y calles, son tratados como basura y sus trabajos considerados inferiores. A pesar de que hacen algo útil, limpiar la mierda que dejas, su sueldo no les da más que para sobrevivir. Sin embargo, los de más arriba, que juegan a ocupar un puesto ficticio, son mucho mejor remunerados.

Graeber desgrana todas las capas de este sistema y saca a la luz lo ridículo de sus artificios, aquellos que sustentan la farsa. Y es que, aunque podríamos trabajar 15 horas a la semana gracias a los avances tecnológicos (y ahora con la IA sería más fácil llegar ahí o tener incluso más horas libres), se dieron cuenta de que personas con tiempo libre para realizar los propósitos que realmente les apasionan y llenan el alma, personas sintientes, pensantes, realizadas y felices, son sujetos verdaderamente peligrosos para el capitalismo.

Por eso, nos mantienen en trabajos de mierda, la mayor parte del día ocupados para no pensar, bombardeándonos con publicidad para que el poco tiempo libre lo gastemos en consumir. Han creado un entorno en el que nos hacen creer que necesitamos esto y lo otro. Por eso, también existe la obsolescencia programada, para que cuando termines de pagar un electrodoméstico, se estropee y tengas que comenzar a pagar uno nuevo. Así te mantienen de préstamo en préstamo toda la vida, atado a trabajos de mierda que te llenan de orgullo y basura por dentro, porque están bien vistos en la sociedad, a pesar de que no te aportan nada ni a ti ni a la humanidad.


Imagen de portada: portada del libro Trabajos de mierda, por David Graeber, junto con una fotografía de su autor.