El mar y El mal (nacido) son mis dos últimos libros de poesía: el primero, un poemario de ficción romántica; el segundo, un poemario de hiperrealismo mágico (y a veces surrealismo hasta llegar al deconstructivismo) sobre desamor, desamistad, despolítica y desesperación vital.
El segundo libro es la continuación del primero, el paso de la fantasía a la realidad, una colección de catarsis para devolverme a mí misma.
La poesía siempre es real y suprema, porque despliega cuatro dimensiones en miles, porque multiplica exponencialmente los sentidos, te hace salir de tu cuerpo y recorrer un universo desconocido.
Como decía Federico García Lorca: “La buena poesía es la que contiene los cinco sentidos corporales más un sexto sentido que es el misterio”.
Puedes leer El mal (nacido) sin haber leído El mar, pero no al revés. Ésa es la magia de la realidad, el que supera a la ficción.
En este breve vídeo, he combinado los dos poemas antagónicos de ambos poemarios: La novia del mar y Elmar. Me he contenido el tsunami para que arrase las costas de tu mente cuando leas los poemas enteros.
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