Las olas son bellas, de belleza salvaje y empañadas en espuma. Las capto con los cinco sentidos: Las veo, las oigo, huelo, me tocan y de cerca saboreo.
Nada son, a pesar del caos que parecen. Una intuición me sopla que son bellas. Bajo su manto rebelde vive un orden que salpica y penetra la armonía de mi revoltosa mente a través de los huecos.
Todo fluye para mí.