¿Cuál es la auténtica Belleza tras lo aparentemente bello? O más concretamente: ¿Qué significa ser? Ésta es la gran pregunta sobre la verdad que Platón lanzó al mundo y que hace sombra a todo lo dicho anteriormente por poetas y sabios. Al afrontar las contradicciones en la interpretación del Poema parmenídeo, e influenciado por Zenón y Gorgias, Platón debe corregir su Teoría de las Ideas. Sin embargo, permanecerá para siempre a mitad de camino entre poesía y razón, más allá de su voluntad de liberar de fantasmas el cosmos, amante de la fuerza de las palabras. En el presente artículo intento analizar el camino hacia la pregunta platónica por el ser y sus consecuencias lingüísticas y ontológicas. En Sofista, resuelve las aporías del ser relativizándolo; tanto verdad (ἀλήθεια) como opinión (δόξα) son entes, pues para parecer es preciso ser. Descubre el fundamento del diálogo en su dualidad interna, en la alteridad entre Ideas correspondientes, ya que éste siempre menciona algo relativo a algo (λόγος τινὸς περὶ τινος). Esta relativización de εἶναι supone el giro hermenéutico que conducirá de la ontología a la lógica, lo que Heidegger llama "el olvido del ser". A pesar de todo, Platón fue el primer filósofo en dar el importante paso ontológico de "no contar cuentos".