Estoy húmeda de estrellas.
Oscurezco la lengua al poeta.
Desvanecen cefeidas de sus párpados.
Penetran interferencias en mi llanto.
Le cierro los ojos
y me ciega el sollozo
hacia adentro, muy hondo
solo con los cielos cerrados.
En ese instante vemos
que el sentido de la existencia
es resucitar.
El universo morirá
y los rescoldos alimentarán
los oscuros hoyos.
Ante nuestra ceguera:
otros albores,
otros cosmos.