Es complicado darse cuenta por uno mismo de todo lo que se trae por sanar. A veces necesitas un espejo para verlo. Los otros son nuestros espejos. Pero ¿en cuántos de ellos te atreves a mirarte eternamente? ¿Y cuántos permanecen ahí una eternidad para que te contemples a través de ellos? Ahí está el amor, el amor propio reflejado por tu fiel dualidad.