Soy filósofa de mi propia existencia, es decir, poetisa
Soy filósofa de mi propia existencia, es decir, poetisa

Breve reflexión artística sobre el reflejo del Cosmos en la Tierra

Una voz chamánica como la de Istvan Sky, pero de expresión mucho más loca. Un sueño, una invocación a la naturaleza, un cántico demasiado extraño, cósmico, místico; no diría incomprendido, porque el arte no se entiende, sino que se siente, así que digo un cántico sensible, demasiado sensible.

Mírate la gente, sus caras, y la ovación final obligada para hacer juego con el espectáculo. Mírate las jetas también de los del jurado, atónitos ante lo que escuchan. Tratan de comprender y no alcanzan. Al final, ni uno lo elige, porque es demasiado animista para ellos y no tan utilitario para el negocio. Y observa la cara del tío cuando acaba de cantar, después de darlo todo: vuelve a este mundo tras su efímero minuto de fama. Ya captó la atención, siguiente. Sin embargo, para él su voz es su universo en el que vive, que quiere compartir con los demás. Pero su voz y este mundo son como dos galaxias que chocan sin tocarse y que al final se fusionan en una más grande: se han devorado sus formas originarias y cada parte se ha reacomodado dentro de la enorme estructura.

A veces el cosmos me parece un lugar tan inhóspito. La fuerza del fuego es devorada por leyes que van muchísimo más crudamente allá de los sentidos y lo que hoy brilla ante los ojos tal vez ya es polvo reciclado desde hace mucho tiempo germinando en algo nuevo. Una solo puede contemplar la belleza un instante… que se te escapa de las manos obedeciendo al mecanismo que dirige el Todo. A veces creo que este mundo es tan solo un reflejo cruel de todo cuanto ya existe en todas partes. Así no me sorprende tanto que el arte esté infravalorado.

Artista: Gennady Tkachenko-Papizh

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