Hoy es el cumpleaños de la persona más especial de mi vida: Hugo Ortega Vázquez.
Hace casi tres años no me hizo falta tocarte para encontrarme entre la bruma de tu esencia.
Te llevaba en mí y el fondo de mi iceberg recordó nuestra unión ancestral.
Desnudaste a plena luz todas tus sombras, ellas brillaron por un tiempo
y se esfumaron entre los fotones de mi antiguo costado oscuro.
Ante ti fui también por primera vez entera yo.Tanto nos deslumbramos que nuestros ojos se cegaron;
pero eso no importa, el corazón tiene ojos del águila más bella del mundo
y tú tienes mirada de ave, lo sabes.En realidad, desde el principio de una fotografía
descubrimos en nuestros ojos cuarzos maestros
e intuitivamente nos vimos reflejados entre sus fulgores.Aprendimos a volar entre los rayos,
remembramos los contornos de nuestras almas
y las fundimos en la velocidad de la luz.Y para todo esto no me hizo falta tocarte.
Pero una vez nos completamos
en la dimensión más común y perturbadora,
la carne,
ningún ritual nos quedaba pendiente
más que los de este mundo
al que nos aferramos con pies y manos.Ya me habías llevado a otros universos,
María Ferreiro
ya habíamos volado juntos.
Y sin embargo nos queda tanto por delante,
sobre todo lo más sencillo y sincero: miradas y caricias.